Transparencia Total:
Victoria Sydlowski
Gerente de Clientes, CHR
El desarrollo de proyectos de infraestructura y recursos naturales enfrenta un reto crucial… la comunicación efectiva y la transparencia con todos los stakeholders. Desde el Estado, las comunidades, otras empresas y otros actores, la comprensión mutua es esencial para reducir resistencias y generar confianza. Aquí es donde el concepto de “Transparencia Total” se convierte en una herramienta invaluable.
Uno de los problemas recurrentes en la gestión de proyectos es la complejidad del lenguaje utilizado en los estudios técnicos. Un conocido ejemplo de ello son los estudios de impacto ambiental. Estos documentos, que son análogos, extensos, seccionados por múltiples capítulos (y anexos) y llenos de terminología técnica, resultan ininteligibles para la mayoría de las personas fuera del ámbito de la permisología y desarrollo de proyectos, incluyendo, por supuesto, a la mayoría de las comunidades afectadas. Esta barrera lingüística genera desconfianza y resistencia, dificultando así el trabajo comunitario para el diseño y luego aceptación de los proyectos.
Al entablar un mismo idioma, se facilita la comunicación y se genera un ambiente de colaboración y entendimiento, por lo que la simplificación del lenguaje y la presentación visual es esencial en este espacio de mejores prácticas.
Así, utilizar un lenguaje claro y accesible, acompañado de elementos visuales como infografías y mapas interactivos, permite a los diferentes stakeholders comprender mejor el alcance y los impactos de los proyectos. Además, permite que incluso dentro de las mismas compañías todos comprendan mejor y aporten sobre los proyectos, pues no todos son técnicos.
La inteligencia artificial puede desempeñar un papel crucial en la facilitación de este proceso, analizando y resumiendo grandes volúmenes de datos, destacando los puntos clave y los impactos más relevantes y simplificando el lenguaje técnico, lo que facilita tanto la evaluación por parte del Estado, como la comprensión por parte de las comunidades.
Lo anterior, sumado al poder del GIS para la representación visual, es un cambio 80/20… es decir, un 20% de esfuerzo para generar un impacto de más del 80%. ¿Te imaginas entonces un EIA interactivo con resúmenes simples y la posibilidad de navegar visualmente por un proyecto?
Le llamamos a esta democratización de la información “Transparencia Total”, la cual trae consigo numerosos beneficios. Por un lado, mejora la eficiencia en la toma de decisiones, pues cuando todos los stakeholders comprenden claramente los proyectos, es más fácil alcanzar consensos y avanzar en las etapas de desarrollo. Esto reduce los retrasos y sobrecostos asociados a la falta de información o a la desconfianza.
Por otra parte, fomenta una mayor participación social. Las comunidades, al estar realmente informadas, son más propensas a entender, participar y así apoyar a los proyectos si es que éstos consideran sus inquietudes y observaciones. La transparencia genera confianza y fortalece las relaciones entre las empresas, el Estado y las comunidades, creando un entorno más favorable para el desarrollo sostenible.
Finalmente, facilitar también la revisión y entendimiento de los proyectos al Estado ayuda al menos a que se puedan cumplir (o retrasar menos) los plazos de aprobación, ya que el evaluador y los organismos asociados comprenden de mejor manera el proyecto, para luego entrar en los tecnicismos propios de la evaluación de manera más ágil.
Como mencioné anteriormente, el esfuerzo de esto con la IA hoy es mínimo comparado con hace unos años atrás, así que… ¿qué estamos esperando? La invitación es que generemos mejores prácticas y aprendamos de los errores y dificultades para un desarrollo integral y sostenible.